18.5.15

Fantasías



       Alguien tocó a mi puerta, me acerqué a ver quién era, pero no vi a nadie. Miré nuevamente alrededor y vi un sobre tirado  en la entrada, no tenía nombre pero supe que era para mi por el doblez en las esquinas.

         Abrí la carta, el corazón palpitaba con fuerza, tenía miedo de leerla, la esperaba y al mismo tiempo no quería saber qué contenía, tal vez una despedida. Me senté junto a la ventana, a esa que tanto me aferraba y entonces leí:


     “Mientras duermo,  la sueño, despierto, la pienso... Soñar y pensar me generan sensaciones de deseo, deseo cada vez más intenso, sensaciones de ensueño recorren mi piel, mi ser, mi todo, siento escalofríos, ¿Acaso estoy destinado a vivir de fantasías?, ¿a mirar por la ventana entreabierta?, mi piel pide cubrirme de los ratos del sol, aunque debo aceptar que las sombras y la oscuridad acogen mi alma, el miedo está presente, tal vez deba intentar alcanzar la luna…”


      Cerré el sobre, el mundo dejó de existir por unos momentos, no sabía si sonreír o simplemente fingir que no había leído nada. Una llamada me devolvió a la realidad, no quería estar en ella, prefería regresar a ese mundo de ensueño, a ceder al deseo, a tocar con mis labios la fantasía, a besarle apasionadamente mientras acaricia mis cabellos y me toma fuertemente de la cintura.  El miedo se apoderó otra vez de mi y sonreí, la sombra de la incertidumbre siempre estará ahí.

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