19.5.15
18.5.15
Fantasías
Alguien tocó a mi puerta, me acerqué a
ver quién era, pero no vi a nadie. Miré nuevamente alrededor y vi un sobre
tirado en la entrada, no tenía nombre
pero supe que era para mi por el doblez en las esquinas.
Abrí la carta, el corazón palpitaba con
fuerza, tenía miedo de leerla, la esperaba y al mismo tiempo no quería saber
qué contenía, tal vez una despedida. Me senté junto a la ventana, a esa que
tanto me aferraba y entonces leí:
“Mientras duermo, la sueño, despierto, la pienso... Soñar y pensar
me generan sensaciones de deseo, deseo cada vez más intenso, sensaciones de
ensueño recorren mi piel, mi ser, mi todo, siento escalofríos, ¿Acaso estoy
destinado a vivir de fantasías?, ¿a mirar por la ventana entreabierta?, mi piel
pide cubrirme de los ratos del sol, aunque debo aceptar que las sombras y la
oscuridad acogen mi alma, el miedo está presente, tal vez deba intentar
alcanzar la luna…”
Cerré el sobre, el mundo dejó de existir
por unos momentos, no sabía si sonreír o simplemente fingir que no había leído
nada. Una llamada me devolvió a la realidad, no quería estar en ella, prefería
regresar a ese mundo de ensueño, a ceder al deseo, a tocar con mis labios la
fantasía, a besarle apasionadamente mientras acaricia mis cabellos y me toma fuertemente de la cintura. El miedo se apoderó otra vez de mi y sonreí, la sombra de la
incertidumbre siempre estará ahí.
17.5.15
Miedo, oscuridad y silencio.
El miedo a la luz es natural, atravesar otra dimensión puede ser fascinante y a la vez fatal. Tal vez el secreto sea dejar la ventana abierta para mirarla una y otra vez, dejar que ilumine sólo una esquina y disfrutar del silencio.
Duermes
Ya duermes y yo no dejo de pensar en ti, en el sonido de tu voz,
en la profundidad de tus textos, en tu enorme miedo de ceder a tus deseos.
Puedo leer la ansiedad que hay en tus dedos intentando decir un te
quiero, puedo ver el disfraz que le pones a cada letra, ocultando tus pupilas
dilatadas cada que me piensas.
Es más fácil refugiarse en la oscuridad y perderse en las sombras
de los sueños.
16.5.15
Descubrí
Descubrí que puedo escribir cuántas veces quiera para expresar lo que llevo dentro. Aunque lo que lleve dentro me asuste.
Descubrí que las opiniones que más me importan son las de aquellas personas que tenemos junto a nosotros.
Descubrí que beber una taza de café me puede provocar ganas intensas de hacer el amor.
Descubrí que un rayo de sol es lo más importante del mundo.
Descubrí que puedo compartir mi mundo contigo a través de las letras.
Frío
No puedo ver el cielo, la niebla inunda la ciudad. El frío recorre cada espacio de mi cuerpo, el frío llega a lugares que no cualquiera puede tocar. El frío toca mi corazón.
Apenas distingo la silueta de los árboles, el aroma de la lluvia me rodea, me seduce, me acerca tanto a ti.
El día es perfecto, las gotas de lluvia se escurren en todas las paredes, en todas las ventanas, en todas las personas que no se esconden de ella.
A lo lejos veo las luces que ya alumbran la ciudad, todos tienen miedo de la oscuridad, por ello la alejan con farolas de diferentes tamaños, la oscuridad no me asusta, me grita que vaya hacia ella y cada vez me acerco más.
Me falta el aire...
Hay días grises y hoy. Hay días llenos de color y ayer. ¿Dónde quedaron esos pedazos de texto llenos de pasión sacados tu mente?
Seguramente se los robó el miedo a tenerme.
12.5.15
Romance con un violín.
Tuve curiosidad por saber cómo era, por sentir su
aroma, por deslizar mis dedos sobre él y acariciarlo lentamente. Tuve ganas de
tomarlo entre mis brazos y que se quedara junto a mi, pero me limité a admirarlo
un momento, a verlo de lejos, dejé escapar un suspiro al saber que no podría
tenerlo.
Por un momento estuvo cerca,
tanto que me dio miedo hacerle daño. Me acerqué más y frené. En ocasiones dan
ganas de aventarse al abismo, con la esperanza de encontrar otros mundos, pero
al estar en la orilla el miedo te invade y la razón acaba salvándote de lastimarte.
Volví a mirarle, por un momento
pensé en lo perfecto que era, evoqué cada sensación que me había causado antes,
en cómo se estremecía cada parte de mi piel cuando lo tenía enfrente. Bastó
mirarlo nuevamente para saber que me había enamorado de él. El tiempo se
acababa, debía irse, se lo llevaban, mientras yo soñaba cómo sería mi mundo si
estuviese a mi lado.
Llegó la noche y ahí estaba él, inmóvil,
esperando que las luces se apagaran y que el público aplaudiera, ahí estaba él …
inmóvil. Ahí estaba yo, inmóvil. Si acaso con los labios entreabiertos,
esperando que me mirase.
11.5.15
Errores sin retorno
Quisiera volver el tiempo y no haber escrito nada. No haber sentido nada. No respirar agitada.
7.5.15
¿Quién soy?
Nadie me había preguntado quién
soy, hasta entonces me di cuenta de que a ciencia cierta no lo se. Tengo un nombre
tal vez, tengo un apellido que alguna vez alguien me dio sin muchas ganas y
otro más del cuál me siento orgullosa, ese que porto y presumo por ahí, por allá.
¿Quién eres?, nuevamente no se.
Pensé que tenía una profesión, pero eso no tiene nada que ver con quién soy.
Grave que a estas alturas y a mis 50 años no sepa nada con respecto a mi
identidad. Me perdí en el abismo de sus palabras y un buen día perdí la
identidad...
1.5.15
Lo extraño
Me estaba acostumbrando tanto a su presencia que el día que no lo tuvo sintió tanta frustración que no supo qué hacer...
22.4.15
Letras que mueren en el mar.
Hace días mientras el sol acariciaba mi inexpresivo rostro, escuchaba atento a las olas del mar, cuando estas
me dijeron: “Hay universos que queremos tocar, sentir, hacer vibrar, de
pasión, de inocencia y de placer”.
Por un momento pensé que me estaría volviendo loco, que era
imposible que las olas hablaran el mismo lenguaje que yo, miré a mi alrededor y
me vi acompañado de una nube que más bien se burlaba de mi. Me acerqué un poco
más y siguieron conversando, pero esta vez se reían de mi. Escuché sus
argumentos que me parecieron estúpidos y decidí no poner atención. Sin embargo las voces que salían del
mar cada vez eran más fuertes, yo no quería escuchar, era como entrar a mi
mismo y no quería tener un encuentro de ese tipo, no en ese momento, no en
ningún momento. Ni ahora ni después.
De pronto descubrí que me encantó cada palabra, cada línea,
cada pensamiento que me provocaba escuchar el sonido de esas letras, de esas
palabras, mismas que me llevaban al límite y estremecían cada centímetro de mi
cuerpo.
El sol comenzó a desaparecer en el horizonte, las olas
seguían atormentándome y yo me negaba a seguir mis deseos, mis impulsos de
abrazar un aroma, de besar su cabello. Decidí alejarme de la orilla y regresar
a casa, decidí que aquellas letras que habían tocado mi alma muriesen en el
mar.
La chica que cerró el caso, pero que no puede dormir.
Las once palabras
La frase estaba escrita, enviada, leída. Fueron once palabras que le congelaron el alma
y le hicieron sonreír aquella fría mañana de invierno, sonrisa que iluminó todo
lo que tenía a su alrededor.
Meses antes ella había
estado soñando con fantasmas, hasta que un buen día tuvo uno de frente, sabía
que existía, en algún lugar del universo, en otra dimensión, no importaba cuán
lejos estuvieran porque a pesar de ello, había una conexión que podía percibir
cualquiera que leyera su mirada.
La mañana en que recibió ese mensaje, tuvo la misma sensación
que deja un beso apasionado, cuando el
escalofrío recorre tu cuerpo, la humedad se apodera de ti, los latidos
del corazón se aceleran y las pupilas se dilatan. Había aprendido a leer entre
líneas y a escribir metáforas en el viento, sabiendo que algún día sus letras
llegarían a su destino.
La chica que no cree en Grey.
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